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Los restos de animales atropellados o la existencia de postes y torretas para otear atraen a diferentes especies fáciles de observar desde el coche o una bici.

 

No es su hábitat natural, incluso es muy peligroso por los atropellos, pero hay aves que frecuentan las carreteras y ahora en verano son más visibles porque se viaja más. Algunas patrullan por las líneas de asfalto en busca de comida fácil: restos de ratones, conejos, topillos, lagartos o insectos que mueren arrollados por los vehículos. A otras se las puede ver por las alturas. “Además de que encuentran alimento, usan posaderos desde donde otean como postes, torres eléctricas o señales de tráfico y si hay campos de cultivo alrededor cazan en ellos”, explica Blas Molina, biólogo de la ONG de ornitología SEO/BirdLife.

Dependiendo de la época del año y de la parte de España que se recorra con el vehículo aparecerán unas u otras especies, pero no es raro toparse con rapaces como el milano (real y el negro), el busardo ratonero o el cernícalo; urracas o cornejas; divisar a los inmensos buitres leonados; preguntarse qué hacen decenas de gaviotas posadas en un panel informativo de la M-30 en Madrid mirando impasibles el atasco; o ver un nido de cigüeña encima de una señal de tráfico. Estas son algunas de ellas.

El milano real, en peligro de extinción

Es una rapaz de tamaño mediano (1,70 metros de envergadura, de punta a punta de ala), en peligro de extinción, aunque “se está recuperando algo”, comenta Molina de SEO/BirdLife. Sobrevuela las carreteras a media altura, a veces tan bajo que se puede observar con bastante nitidez su coloración parda y rojiza y la mancha blanca al final de cada ala, además de una característica cola en forma de horquilla. No es un gran cazador y aprovecha los animales pequeños, enfermos, los atropellados por los coches en las carreteras o restos de comida en vertederos y muladares. “Creemos que duermen juntos en árboles cercanos a las carreteras y las peinan a ver si encuentran alimento y por eso corren el riesgo de ser atropellados”, explica Pilar Oliva, investigadora del CSIC. Migra desde Centroeuropa y se estima que la población que pasa el invierno en España es de 50.000 ejemplares.

El milano negro, una de las rapaces más abundantes

En este momento se pueden ver grandes grupos de esta rapaz de tamaño medio (envergadura de 1,55 metros), una de las más abundantes de Europa, por las carreteras de Cádiz, antes de enfrentar los 14,2 kilómetros por el Estrecho de Gibraltar para alcanzar África en su migración. Utilizan este paso unos 250.000 ejemplares, indica la Fundación Migres. El milano negro se diferencia del real por la cola, que es mucho más recta, y la coloración, de tonos más marrones. Es un ave muy oportunista y adaptable, quizá por eso le va tan bien. De hábitos claramente carroñeros, aprovecha los restos de los animales atropellados.

El acomodaticio busardo ratonero

Otra rapaz de tamaño medio, algo más pequeña que los milanos (1,32 metros) a la que le va bien, porque se acomoda a infinidad de hábitats y climas y “manifiesta una notable tolerancia hacia el hombre y las modificaciones que este impone en el medio”, describe SEO/BirdLife. Al ratonero, de color marronáceo, se le suele ver posado en postes cerca de la carretera por toda España, desde donde otea a la espera de ver qué cae para comer. Se alimenta de pequeños mamíferos, lombrices, insectos y carroñas diversas. Es más rechoncho que los milanos y la cola es recta, sin horquilla.

La inquieta ave esteparia: la cogujada común

Si a algo se parece esta pequeña ave esteparia (38 centímetros) es a un gorrión con cresta. Se la puede ver con facilidad, caminando rápidamente por los bordes de las vías. “Está sobre todo en las que tienen menos tráfico, pero si vamos por la carretera de Extremadura, por ejemplo, te las puedes encontrar, sobre todo si hay zonas de cultivo de cereal alrededor”, explica el biólogo Molina. De las vías de circulación aprovecha principalmente los insectos que caen cuando impactan con los vehículos, “así no los tienen que buscar entre la vegetación”. Aunque es abundante, se aprecia un declive debido al abandono de los campos de cultivo, que provoca que haya más matorral, o a la disminución de los insectos por el uso de plaguicidas.

El impresionante buitre leonado

No es un habitual encontrárselos en las carreteras, pero se le divisa en los viajes. Es casi imposible no observar su silueta rectangular, de hasta 2,70 metros de envergadura, de cola corta y alas cuadradas con las puntas parecidas a dedos. En ocasiones, se ven varios ejemplares juntos porque hay una carroña o desplazándose en fila. También se les puede contemplar por vías que discurren cercanas a los riscos donde crían o a muladares o vertederos. “Y cada vez es más habitual encontrarlos en las cunetas de las carreteras, sobre todo las que están más al norte, o en medio de ellas, porque hay animales muertos como jabalíes o perros. “El problema es que no pueden levantar el vuelo rápidamente cuando llega un coche y se producen accidentes”, comenta Pilar Oliva del CSIC. En España hay 35.000 parejas.

La inteligente urraca

Es el córvido más extendido por España e inconfundible debido a su plumaje blanquinegro y por ser capaz de adaptarse a los ambientes más humanizados, incluso a las ciudades, a las que cada vez se acerca más. Se las puede observar en los arcenes de las carreteras, picoteando alguna carroña de cualquier animal. En SEO/BirdLife han detectado que construyen los nidos en los árboles pegados a las vías de circulación, “porque ahí tienen la comida”. Suelen utilizar señales de tráfico para otear junto a otros córvidos como las cornejas.

 

F: El PAÍS

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