El presidente de El Salvador afirmó que ningún gobierno está limitado para erradicar el crimen y aseguró que la complicidad estatal es clave en la expansión de los carteles narco delincuenciales en América Latina.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró que la eliminación de la delincuencia es una cuestión de voluntad política y control estatal.

En un video publicado en su cuenta de X , Bukele sostuvo que “ningún gobierno es incapaz de eliminar la delincuencia” y puso como ejemplo el caso salvadoreño, donde su administración pasó de encabezar la lista de los países más violentos del mundo a ser, según él, el “más seguro del hemisferio”.
Bukele comparó la situación de El Salvador con la de Brasil, señalando que, aunque las organizaciones criminales brasileñas son de mayor tamaño, “el Estado de Brasil es más grande y poderoso que esas organizaciones”, reforzando la idea de que la capacidad del Estado para retomar el control es determinante.
El mandatario también criticó la narrativa de que la criminalidad es inevitable en contextos de consumo de drogas.
“En Europa hay un consumo de drogas mucho mayor que el de Latinoamérica, legales e ilegales. Y no hay carteles”, enfatizó. Para Bukele, la clave está en el control territorial que ejercen los Estados. Citó a Francia como ejemplo, donde “no existen carteles que controlen el territorio” porque el gobierno mantiene una presencia efectiva.
Asimismo, el presidente salvadoreño hizo referencia a países como China, India y Estados Unidos, donde a pesar de problemas sociales y criminalidad, no existen zonas dominadas por organizaciones criminales. «No puede ser que, en países saturadísimos de gente como India o China, o en países modernos como Europa, controlen su territorio y en América Latina no podamos”, cuestionó.
Bukele refuerza su fórmula de mano dura contra la delincuencia
El mensaje de Bukele refuerza su narrativa de «mano dura» contra el crimen y apunta hacia una tesis ya conocida en su discurso: la complicidad o debilidad de los gobiernos de América Latina frente a los carteles y pandillas es el verdadero obstáculo para la seguridad.
Al sostener que el Estado siempre es más fuerte que el crimen organizado, Bukele se desmarca de visiones más estructurales que asocian la delincuencia con desigualdad o falta de oportunidades, y sitúa el foco en la capacidad (o voluntad) de ejercer soberanía territorial.
Su mensaje, además, puede interpretarse como una crítica indirecta a otros gobiernos latinoamericanos que, pese a tener Estados más grandes o economías más robustas, no han logrado contener la expansión de redes criminales en sus territorios.
Especialistas en seguridad consultados advierten que la visión de Bukele simplifica un fenómeno complejo. El analista regional Carlos Zambrano, experto en criminología y políticas públicas, señaló que «aunque la voluntad política es clave, la erradicación de la delincuencia no solo depende del control territorial, sino también de factores estructurales como la pobreza, la exclusión social y la corrupción sistémica«.