En 2024, la economía ecuatoriana acumuló récords negativos. Sumó una década perdida de crecimiento económico, subió impuestos, pero invirtió menos. El empleo formal se desplomó y creció la informalidad. Entérese de la realidad que los políticos callan.
La economía ecuatoriana está en recesión. No crece ni genera empleo. Además, pierde gran parte de sus ingresos para financiar subsidios y a un Estado deficitario e ineficiente.
A continuación, se detallan cinco claves que desnudan la crisis que los políticos en campaña se niegan a ver:
1. Sin crecimiento económico ni empleo: el desplome de la economía ecuatoriana en 2024 podría llegar a -2%. Con estos malos resultados, se configura una década pérdida de crecimiento económico. El PIB ecuatoriano actualmente es el mismo que hace 10 años. Este fracaso se traduce en un mercado laboral en el que solo 3 de cada 10 personas con empleo están en la formalidad. Más de 5,7 millones de ecuatorianos sobreviven en la informalidad y el desempleo. La mitad de las personas con empleo ganan menos de $354,6 al mes. Se tiene más de 5 millones de pobres y 3,6 millones de vulnerables.
2. Hay 22 veces más remesas que Inversión Extranjera Directa: Ecuador muestra un triste historial de ahuyentar a la inversión nacional y extranjera. Actualmente, la Inversión Extranjera Directa (IED) representa el 0,3% del PIB, de las más bajas de América Latina. El promedio regional es de 2,9% del PIB y el récord corresponde a Chile con 6,5% del PIB.
En 2024, con menos de $300 millones de IED, Ecuador cerró su peor resultado, en los últimos 20 años, en temas de atracción de capitales extranjeros.
En el otro extremo, el salvavidas vino desde los migrantes. Las remesas sumaron más de $6.000 millones y financiaron una economía ecuatoriana que no genera empleo ni atrae inversiones. Esta es una de las principales evidencias de la deriva productiva y social de Ecuador.
3. Los ecuatorianos venden menos y sus ingresos se reducen: Las ventas crecieron un 2,2% en 2024, pero esa subida se debió a las exportaciones. Si se quita a las exportaciones, queda un mercado interno con una caída del -5%. En sectores como el automotriz, la caída es de más del 18%, que es el segundo peor retroceso en América Latina.
El ingreso por ecuatoriano cayó más del 2%. La mala salud económica de empresas y familias contrasta con un fisco que celebró cifras récord de recaudación de impuestos. Más de $20.000 millones, de la mano de la subida del IVA al 15% y varios impuestos temporales.
4. Más impuestos, pero el Estado sigue deficitario e ineficiente: A pesar los $5.000 millones de ingresos extras (vía más impuestos temporales y permanentes) y otras fuentes, la caja fiscal cerró 2024 con un déficit de más de $5.100 millones y atrasos o pagos pendientes por $4.000 millones.
El Estado tuvo más ingresos, pero la inversión en obra pública en 2024 fue la más baja de los últimos 14 años; la ejecución de los presupuestos fue deficiente, incluso menor que en 2023. Se registran problemas para proveer servicios como pasaportes, el déficit de medicinas sigue siendo crónico, la producción petrolera sigue en picada.
5. Los subsidios se comen los ingresos estatales: La economía ecuatoriana es poco productiva y reprueba en libertad económica. Casi la mitad de los ingresos que se generan (la mayoría con impuestos que se sacan del sector privado) va a subsidios. El exvicepresidente, Alberto Dahik, calcula que los subsidios llegan a $10.000 millones al año. Esto incluye, por ejemplo, pagos de $5.100 millones para cubrir transferencias corrientes y deudas con el IESS en 2025. Además, existen alrededor de $2.000 millones en subsidios al diésel y el gas; más de $1.300 millones en bonos sociales, entre otros.
F: imagen – La Hora
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