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Alumnos afirman que hay retrasos para entender ciertas materias. Los trabajos grupales se complican por los cortes de energía.

Karla Nieto está en el cuarto año de la carrera de Contabilidad y Auditoría. Su modalidad de clases en el último año ha sido híbrida, pues existe esta opción para quienes trabajan.

Durante el primer mes de cortes de energía, que se implementaron a escala nacional, la joven de 28 años no tuvo inconvenientes. Los horarios no chocaban con las tutorías virtuales a las que sí se debía conectarse en tiempo real.

Estas son ayudas que ofrecen los maestros para la elaboración de proyectos más complejos que se realizan durante todo el semestre.

Sin embargo, desde que se anunciaron los racionamientos de hasta doce horas a finales de octubre, esta situación cambió. El horario de tutorías coincidía con los cortes que tiene en su zona, en la Alborada, norte de la ciudad de Guayaquil.

“Yo sé que las tutorías se guardan, pero no es lo mismo porque esas tutorías son el acercamiento que tenemos con el profesor para despejar dudas antes de que se hagan los proyectos. A veces, ese es el único nexo que hay en semanas y, si uno no se conecta y no tiene eso, se queda atrás (con respecto) a los que sí pueden hacerlo”, dice.

De trece tutorías que ha tenido en los últimos diez días, ella se ha podido conectar apenas a cinco. Dos de ellas las hizo en un centro comercial del norte de la ciudad, ya que en su domicilio no tenía energía eléctrica para hacerlo.

A la final, aunque nos dicen que es asincrónico, uno sí tiene que acomodarse, porque hay profesores que no son abiertos a explicar fuera de las clases grabadas. Uno a veces les pide si se les puede llamar o algo por cosas puntuales, y algunos acceden, otros no”, afirma.

Para la siguiente semana, de continuar los cortes de doce horas, tiene previsto junto con otros compañeros de clase reunirse en casas para conectarse al mismo tiempo. Dependiendo de los horarios, comenta, se rotará el punto de encuentro para las tutorías.

Así como Karla, Alberto Fonti ha tenido que buscar la manera de conectarse a ciertas materias de docentes que demoran para subir el video de la clase grabada. Él es estudiante de Economía de una universidad particular en el sur.

Tras el feriado, en su zona en el sur de Guayaquil, los cortes se centraron entre las 18:00 y las 21:00, horas en las que regularmente tiene clases.

“Uno debe buscar la manera de conectarse, porque hay maestros que demoran en subir los videos o a veces se demora en cargar la plataforma de la universidad, y así ya llega otra clase y todo se va acumulando”, cuenta el alumno.

En su caso, él acude hasta un centro comercial de la zona con una tableta del trabajo y se conecta a la red del celular.

Decidió no salir pasadas las 18:00 con su computadora, ya que tiene temor de los asaltos.

“Lo que menos se quiere es atrasarse, sobre todo si se está en los últimos semestres. Los cortes están frenando que algunos continúen estudiando”, dice Fonti, quien citó que tiene compañeros que han dejado de presentar trabajos y asistir a las clases por los cortes de luz.

“Dicen que no saben cómo acomodarse y hacer para conectarse; que ya mejor van a dejar todo ahí. Da pena”, cita.

Alejandra Flores, quien está en el primer año de la carrera de Gestión del Talento Humano en una universidad particular de Guayaquil, cuenta que hay dificultad para cumplir con las tareas asignadas.

“Todo se trastoca. Uno se estresa y hasta llora porque no se puede conectar o no entiende o tiene que estar buscando un sitio con luz para cumplir con todo”, menciona.

Los estudiantes, además de atrasarse o tener problemas para entender ciertos temas, también tienen inconvenientes en trabajos grupales que se les asignan por los cortes.

Para Javier Engracia, ha sido un dolor de cabeza ponerse de acuerdo con sus compañeros para elaborar los trabajos. “Decimos una hora para conectarnos a trabajar, y algunos a esa hora no tienen luz y luego piden que se les vuelva a explicar. Finalmente, uno termina haciendo el trabajo del otro a veces, porque sencillamente no se puede”, comenta.

Engracia está en el último año de la carrera de Derecho.

El estudiante cuenta que, a pesar de que hay opciones que dan los maestros para cumplir con tareas y avanzar en las materias, esto se complica por la falta de energía en la noche.

En su caso, por ejemplo, ha tenido que pedir permiso en el estudio jurídico en el que trabaja para quedarse horas extras y poderse conectar a internet

Uno termina estresado, cansado, con más trabajo que antes y hasta poco atento en la jornada laboral”, manifiesta.

Algunos estudiantes afirman, además, que existen maestros que exigen que se conecten a horas establecidas.

“Algunos docentes son indolentes con lo que sucede. Ojalá esto se solucione pronto. Estamos casi igual que en pandemia”, cita Luis Luna.

Las universidades han establecido que las clases presenciales sean hasta las 18:00 y, luego de ese horario, se implementen recursos como clases virtuales, proyectos, foros, etc. También se ha indicado que no se sancionará a quienes no se puedan conectar en tiempo real a las clases.

F: EL UNIVERSO

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