El exlegislador del PSC y exministro de Gobierno de Creo, Henry Cucalón, es la carta de Construye para las elecciones presidenciales de 2025, y asegura que no le ha ofrecido un ministerio a María Paula Romo.
Henry Cucalón Camacho es el candidato presidencial de Construye y llega a la contienda con un discurso que no ofrece ‘sacar conejos del sombrero, como un mago’, sino un sinceramiento sobre las crisis que atraviesan al Estado y los pocos recursos públicos disponibles.
El abogado guayaquileño de 51 años se ha dedicado al servicio público. Fue secretario general de la Procuraduría y del Municipio de Guayaquil, fue legislador durante dos periodos (2013-2021) y ministro de Gobierno, durante nueve meses.
En medio de las crisis energética y de seguridad, que golpean a la par la economía y el empleo, Cucalón dice que será un presidente que lidere y que tome decisiones a favor del interés general, no pensando en elecciones o reelecciones.
«Si alguien piensa que las cosas están bien, escoja el TikTok», dice Henry Cucalón, candidato presidencial
En ese aspecto, reclama que el Estado no haya salido al rescate y alivio de la ciudadanía, porque considera que esta crisis es más dura que la provocada por la pandemia.
En entrevista con PRIMICIAS habló de sus principales propuestas de gobierno y su visión de la administración pública.
Usted perteneció al Partido Social Cristiano (PSC), fue parte del gobierno de Guillermo Lasso y ahora participa por Construye, ¿tienen algo en común esas tendencias políticas?
He estado en dos partidos, porque los gobiernos no son partidos. Trabajé en el Municipio de Guayaquil y gracias a eso fui auspiciado por el PSC para ir a la Asamblea Nacional, una de las mejores experiencias de mi vida. Pero mis votaciones y mis discursos hablaron por mí.
Cuando terminó el periodo legislativo, ni el PSC me quería ver, ni yo los quería ver. Y ahí terminó la historia.
Colaboré en el gobierno del presidente Guillermo Lasso los últimos nueve meses, como ministro de Gobierno, como independiente. Nunca fui miembro del partido y nunca he comulgado con sus tesis.
Serví al país con desinterés. Si hubiese tenido cálculos políticos, nunca hubiera ingresado a un gobierno que se estaba cayendo. Creo en el valor de lo público, por eso he dedicado 25 años a esto.
Y ahora, como independiente, recibí una invitación con la dirigencia de Construye (tiene un liderazgo colectivo, horizontal), con el cual tengo muchísimas coincidencias vitales: en el manejo del Estado, una visión de protección social, una economía social de mercado.
Acepté porque para mí representan la lucha contra la impunidad y asumo que ellos vieron en mí un conjunto de ideas, porque yo billetera no tengo, no como los políticos que compran o alquilan movimientos o partidos.
Hay millonarios, llenos de caprichos que, de un día a otro, deciden ser candidatos, sin hacer una carrera política peldaño a peldaño.
¿Cuáles son los acuerdos políticos con Construye en caso de un eventual gobierno? ¿Puestos en el gabinete, por ejemplo, para María Paula Romo?
Nuestro pensamiento está aquí (señala el documento que contiene el plan de gobierno). Aquí están nuestras ideas, las coincidencias vitales. Y aquí está mi experiencia, porque no soy novato en la administración del Estado.
María Paula Romo es miembro del partido, no es dueña. Ella no es ni más ni menos que yo, los dos hemos sido legisladores y ministros. Pero, por supuesto que es una fuente de consulta, ya quisieran otros tener la capacidad intelectual y la visión de Estado que tiene ella.
En ningún momento le he ofrecido un ministerio de Gobierno a María Paula Romo.
Un gabinete solo se conforma cuando uno es presidente electo, producto de una convergencia y sentido de la oportunidad. Pero por transparencia siempre tienes que decir quiénes están a lado tuyo (que es lo que yo hice), tus asesores, colaboradores.
Y el actual Presidente es el ejemplo contrario, siempre apareció solo cuando fue candidato, nunca tuvo un vocero. Nadie sabía lo que pensaba él, ni quién era la gente que pensaba como él.
Mi gobierno no va a ser de un solo partido político. Mi gobierno será una mezcla de experiencia y muchísima juventud también.
Algo que los políticos acostumbran decir ahora es «no soy de derecha ni de izquierda». ¿Cómo se define usted?
Soy un hombre liberal, con profundo arraigamiento social. Es muy difícil adaptarlo en el escenario Latinoamericano. Sería un centro o centroderecha moderno. Lo que en Europa es una social democracia moderna. Soy un hombre pragmático.
Ahora, en medio de la extrema crisis eléctrica que atraviesa el país, ¿qué medidas ejecutaría al llegar a Carondelet?
Un cambio radical del modelo constitucional, legal y práctico. Acabar con el monopolio estatista energético. Esta crisis, y con mucho dolor, ha servido para ver un modelo colapsado. Recién la ciudadanía conoce que solo el Estado puede generar energía.
Creo en un Estado fuerte, regulador, no competidor del sector privado. No que sea un actor monopólico.
Nada es de la noche a la mañana, porque los presidentes no son magos. Solo los demagogos ofrecen solucionar en nueve meses lo que no entendían.
Pero ese cambio de modelo no depende solo del Presidente.
Depende del liderazgo del Presidente de la República y para eso están las campañas electorales, que tienen una lógica: la gente demanda acciones del presidente y de los legisladores. Se entiende que todos entraremos en mayo con un mandato, un mandato de angustia.
Pero tenemos que aprovechar hoy y la «ley no más apagones 2» hacerla sin límite, sin restricción, poniendo las garantías que se necesitan, entendiendo que el Estado necesita un mercado eléctrico mayorista.
Tenemos que sincerar las tarifas eléctricas. Los subsidios tienen que ser solo para los más pobres, en lo residencial. El sector industrial y comercial no deben tener ningún subsidio.
Y otra serie de soluciones como, por ejemplo, delegar la administración de bienes públicos e infraestructura pública. Esto no es privatización, no es vender, no es lo mismo.
Todo eso es a mediano y largo plazo. ¿Qué hacer a corto plazo?
Lo primero es decirle la verdad a la gente, la magnitud del problema. Esa es la más importante, eso hace un jefe de Estado, un líder.
La crisis es por estiaje, sí. Pero también por un modelo que no funciona y porque tenemos el 79% de la provisión de energía en una sola canasta (la hidroeléctrica) y solo el Estado lo puede hacer.
Dentro de la oscuridad, por más doloroso que sea, la gente necesita certezas. Si los cortes van a ser de 12 o 14 horas, la gente necesita previsión, qué va a pasar, cuánto va a durar.
Y el gobierno necesita tomar medidas del día a día: ¿vamos a mantener los horarios de clases? ¿Los horarios de carácter laboral? Por poner unos ejemplos frente a la nueva realidad.
Al Gobierno no se le acusa de ser el causante de la crisis, se lo responsabiliza de la administración de la crisis, porque privilegió sus cálculos electorales, por sobre la ciudadanía.
Además, es inaceptable lo que el Gobierno actual hizo por pura politiquería. El Gobierno pasado dejó suscritos contratos de generación de energía, por parte privada, pero recién les dieron la licencia hace dos semanas. El nuevo Gobierno ordenó parar todo lo anterior, jugando con el futuro de la gente.
Por eso, todo lo positivo que haga el presidente Noboa en esta materia, yo lo voy a continuar, porque es una política de Estado, que trasciende a los gobiernos.
Más allá de la necesidad de verdad y certezas, ¿qué puede un gobierno hacer por la ciudadanía?
Estamos viviendo una crisis peor que la pandemia y el Estado tiene que entrar al auxilio de los ciudadanos. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo. Vamos a tener que endeudarnos, para poder inyectar esos recursos en la gente. Y que la ciudadanía sepa que no toda deuda es mala, porque es emergente.
El Estado debe entender la situación que ha comprometido a los ciudadanos. ¿Usted le puede exigir a un pequeño comerciante que pague el IVA el 30 de cada mes? Y no estoy hablando de perdonar deudas, estoy hablando de flexibilidad.
No trabajo, no porque soy vago, sino porque no me lo permiten, porque no hay electricidad.
La gente necesita un respiro de las obligaciones con un Estado que es el que la ha llevado a esta situación.
¿No le parece lógico que el Estado le diga a las empresas privadas que proveen servicios al público, que también le den oxígeno a la gente? Por poner dos ejemplos puntuales: la telefonía celular y los proveedores de Internet.
Sin luz se caen los planes de telefonía, ¿por qué esos privados no dan compensaciones en tiempo aire o en algo más? Lo mismo con Internet. Y no estoy hablando de perdonar deudas, ¿el Estado no debe conciliar intereses y compensar en algo a los ciudadanos en esta tragedia?
Otra crisis que golpea al país es la inseguridad y los eternos estados de excepción no funcionan.
Quien dice que va a arreglar eso en meses también es un demagogo. Enfrentarse al crimen organizado y el narcotráfico es un asunto serio y de Estado, una sola visión. Por eso, saludo el apoyo del pueblo a que las Fuerzas Armadas puedan intervenir en la seguridad interna del país.
Lo peor que puede suceder es que el crimen organizado tenga como contraparte un Estado desorganizado.
¿Qué propuestas concretas plantea en seguridad?
No hay una sola medida. Una de las mejores formas es aplicar la extinción de dominio, atacar las economías criminales, liderada por el Ejecutivo y fuerzas públicas, de la mano de la Justicia y la Fiscalía (para lo cual propongo fiscales sin rostro, para delitos de crimen organizado).
Hay que hacer vivir la ley de extradición, la reforma que aprobó el pueblo. Yo quiero criminales y capos capturados y extraditados, no capos fugados.
Cero impunidad. Y también un proceso muy duro de depuración de filas policiales, fuerzas armadas, justicia y servicio penitenciario, con control exhaustivo y permanente de los patrimonios de esos funcionarios y sus círculos familiares inmediatos.
Nuevamente, esos resultados se verían a mediano y largo plazo. ¿Y en el día a día?
La nueva guerra que vamos a suscribir en el Ecuador es contra las ‘vacunas’. Todos los delitos deben ser perseguidos, pero hay unos que quitan el sueño a la gente: los delitos contra la vida y la integridad sexual. Y el que se ha disparado, aunque el Gobierno quiera decir otra cosa, es el de la extorsión.
Tendremos un cuerpo de élite, la unidad más grande y fortalecida del Estado, articulada con la Fiscalía y los gobiernos locales.
¿No le parece que los agentes metropolitanos que hay en todo el país, dependiendo de los municipios, deberían ser los primeros aliados para que no haya vacunación en el barrio, de manera preventiva? No que se enfrenten a los narcotraficantes, eso lo hacen los militares y policías.
Y paso a paso el Estado debe volcarse a reconstruir a la par el tejido social.
¿Cómo reactivar la economía y generar empleo?
Es parte del cambio de modelo. El Estado no tiene un dólar, entonces los recursos públicos deben ser enfocados en protección social: seguridad, salud y educación pública de primer nivel para todos.
En el plan de gobierno está un gran plan de infraestructura, de todo orden, principalmente vial y de viviendas. Todo delegado al sector privado y un gobierno que no lo obstaculice. Ese plan con todos los recursos privados, facilidades y un Estado que regule, automáticamente, genera recursos que se inyectan a la economía y el beneficiario es el empleo.
Yo me reservo un Estado fuerte en seguridad, salud y educación, no un Estado grande.
Otro ejemplo, 500 becas anuales en cada uno de los 292 institutos técnicos para que los jóvenes se formen en certificaciones profesionales cortas como Inteligencia Artificial, Big Data y sala de seguridad. Es una de las demandas que tiene la sociedad, así doy el impulso y no el trabajo.
¿En un país que tiene luz por horas no podemos tener también nuevos trabajos por horas? Respetando los derechos laborales, décimos y la seguridad social. No creo en la flexibilización laboral, ni en la regresión de derechos. Pero las modalidades de trabajo deben ser aliadas de las nuevas dinámicas, por eso tengo que volver a poner este tema en el debate.
E, incluso, como en la pandemia, se necesita un apoyo a los empresarios para que no boten gente. Tengo que defender que no se pierdan los empleos, porque el apagón no solo es la incomodidad de la oscuridad, tiene una consecuencia directa económica.
¿Cuál es su visión sobre los problemas del IESS y su sostenibilidad?
El IESS no es del gobierno, es de los afiliados. El gobierno tiene un rol importante, pero es tripartito, con los trabajadores y los empleadores. Tenemos que movilizar este tema y salir de nuestro metro cuadrado, porque si seguimos como estamos esto no tiene viabilidad.
Comprendo que nadie quiere subir el aporte o la edad de jubilación. Pero, ¿qué vamos a hacer? ¿Cuál es la fórmula mágica? Yo me comprometo a destrabar el problema. Porque no es que el presidente tiene la solución, no es el dueño del IESS, no es monarca, esto no es una hacienda.
Pero algo tenemos que hacer y estoy abierto a la toma de decisiones.
Hay que analizar el tema de las coberturas totales, de los subsidios, fortalecerlos, no desaparecerlos. Debemos tener un proceso de sinceramiento de las cosas, de las crisis del Estado ecuatoriano y sus recursos.
Yo no quiero ser el presidente del ‘no pasa nada’, ni el presidente del status quo.
¿Cuál será el rol de Carla Larrea, candidata a la Vicepresidencia?
Totalmente activo, porque la candidata a Vicepresidenta puede ser Presidenta del Ecuador. Cuando seamos gobierno va a estar en todas las decisiones de Estado, tiene que aportar también su visión.
Somos dos profesionales de clase media, que no tenemos el mismo origen, pero tenemos una misma visión. Carla Larrea tiene que estar empapada de todo, sin perjuicio de que por decreto ejecutivo, con metas y plazos, le voy a delegar temas de productividad y emprendimiento.
No quiero decir lo social, porque lo social lo vamos a llevar todos. El país merece ver a un equipo de trabajo, que asuma inclusive sus equivocaciones y cuando existan diferencias (porque vamos a tener diferencias) sabremos llevarlas con altura, eso es la democracia.
No esta posición pendenciera, de muy baja ralea, que hemos visto con los actuales mandatarios, que no han tenido ni siquiera el caché que tuvieron Velasco Ibarra y Zavala Baquerizo.
F:PRIMICIAS
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