Hay un volumen de 376 km³ de recursos hídricos, 26.000 m³ per cápita, pero su distribución es irregular.
El agua es un recurso valioso, como el dinero mismo o incluso más. Parte de su importancia radica en que genera riquezas.
De ahí que el fenómeno de la sequía deja consecuencias, como el déficit energético actual que genera hasta seis horas diarias de cortes de luz o la pérdida total o parcial de la producción agrícola.
“El mal funcionamiento de las hidroeléctricas por la disminución de las cotas de agua en los ríos, el desabastecimiento de agua para las ciudades y comunidades y el desequilibrio de los ecosistemas” son parte de las afectaciones, dice el Plan Nacional de Sequía (2021-2025).
“Se han registrado 101 desastres desde principios del siglo XX causando siniestros a más de 4 millones de habitantes”, señala el documento.
Los efectos producidos por la sequía impactan en el desabastecimiento de agua potable, dotación del servicio eléctrico a través de represas hidroeléctricas (que generan energía a través de la fuerza de los ríos) y al sector agropecuario, añade el informe.
Y de acuerdo con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el 18 % del territorio tiene una susceptibilidad media alta a sequía. Las provincias con mayor área dentro de esta categoría son Guayas, Manabí, Santa Elena y Loja.
Luis Domínguez, director del Centro de Agua y Desarrollo Sustentable de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), afirma que el agua es un recurso, como el dinero, en el sentido de que permite acceder a bienes y servicios y satisfacer las necesidades. “El agua es igual de valiosa, provee servicios, como agua potable, energía, alimento a través de la agricultura”.
Con la agroindustria ingresan divisas al país a través de las exportaciones, por lo que es clave para la estabilidad económica. “El agua es un elemento central para la subsistencia del país”.
Hay pérdidas cuantiosas de este recurso. Casi la mitad del agua tratada (47,69 %) se pierde y no es facturada al consumidor final, según cálculos oficiales.
El volumen asignado al Ecuador por la naturaleza es relativamente estable (oferta de agua) con ligeras variaciones en la época del fenómeno de El Niño y La Niña, pero la demanda, en cambio, se incrementa cada año, dice Domínguez.
“Alrededor del 80 % de todo el agua es utilizado por la agricultura, un 15 % va a las ciudades y un 5 % a la industria. La oportunidad de mayor ahorro está en el sector agrícola. El agua tiene un valor que no es percibido, entonces extraemos y tendemos a sobreutilizar. Hay que promover el uso eficiente a través de la tecnificación”, asegura Domínguez.
F: EL UNIVERSO
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