Aunque no hay normativa que prohíba enterrar una mascota en el jardín de una casa o terreno baldío, quien lo haga debe tomar medidas para evitar problemas de salubridad. Los crematorios para perros o gatos ganan popularidad en Quito y otras ciudades del país.
Despedirse de una mascota es un momento difícil, pues los perros o gatos forman parte de las familias. Cuando mueren es común que sus cuidadores los entierren en el jardín o terrenos baldíos cercanos al hogar, sin embargo, esta práctica – si no se realiza bajo un proceso riguroso– puede ser peligrosa para la salud.
Ni en Quito, ni otras ciudades del país, existe una normativa que prohíba enterrar animales en el patio o jardín de una casa. Sin embargo, la mala disposición del cadáver de un animal podría dañar la salud de humanos y de otros animales por la contaminación biológica.
No seguir un procedimiento adecuado de entierro para nuestros animales de compañía podría provocar enfermedades como parvovirus, toxoplasmosis y salmonelosis, que son enfermedades transmitidas por mascotas.
Los bebés, los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios débiles tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.
¿Cuál es la forma correcta de enterrar a mi mascota?
Esteban García, médico-veterinario, indica que si la familia se hará cargo del entierro de su mascota es necesario cavar un espacio lo suficientemente profundo, de mínimo un metro y medio de profundidad ya que “la mascota será enterrada bajo distintas capas y la profundidad evita que carroñeros desentierren el cadáver”.
Una vez que se ha hecho el agujero hay que cubrir la base de este con cal viva. Una vez que se deposite el cadáver no hay que ponerlo en una bolsa o funda “hay que ponerlo tal cual, desnudo digamos”.
Luego se vuelve a cubrir al animal con cal viva, se pone una capa de tierra de hasta tres centímetros; una tercera capa de cal viva y finalmente cubrir con tierra.
“No puedes enterrar a tu perro a menos de 50 metros de una vertiente de agua y hasta 250 metros del cauce o el borde de un río”, agrega el médico-veterinario. Si tienes la posibilidad, puedes sembrar un árbol en el espacio donde hayas enterrado a tu mascota.
Los crematorios para mascotas ganan espacio en Quito
En Ecuador, cuatro de cada 10 hogares tienen perros o gatos, mientras aumenta el número de personas que viven solas, es decir, que los animales de compañía son considerados miembros de la familia, por lo que existen sitios especializados en cremación de perros, gatos, concejos y otras mascotas.
Quito no cuenta con un crematorio público para mascotas. La labor del Municipio es la de recolección de animalitos caídos en las calles y vías principales de la ciudad. Si una persona desee cremar a su mascota debe optar por un servicio privado. Hay varias opciones.
El costo de la cremación varía dependiendo del peso o tamaño de la mascota, también de si el servicio incluye recoger el cadáver en la casa o si los dueños del animal lo llevan al sitio de cremación.
Dependiendo de esto, el costo de cremación de una mascota fluctúa entre los $88 y $300. Incluso existen espacios donde se realizan capillas ardientes y servicio de cementerio.
Aunque una de las opciones más solicitadas es la de cremar a la mascota y convertir sus cenizas en un árbol, como un bonsai.
Basta con colocar en internet ‘cremación de perros en Quito’ o la ciudad en la que resida y se le desplegará un sinnúmero de opciones. Consulte con su veterinario, pues también existen crematorios clandestinos que podrían valerse del dolor de quienes han perdido a su perro o gato.
De hecho, en los sectores de Pomasqui, Calacalí y Cayambe, al noroccidente de Quito, ya existen espacios con cementerios para mascotas.
Algunas de las funerarias para mascotas, en Quito son: Necropolis, Pet Memorial Forest, Huellas Memorables, Santas Huellas y más (AVV).
F: La Hora
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