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La especie Lecocarpus lecocarpoides, planta endémica de Galápagos, estuvo desaparecida de la isla Española por ocho años, de 2012 a 2020. Se trata de una especie de arbusto con pequeñas flores amarillas.

En noviembre de 2020, un grupo de investigadores de la Fundación Charles Darwin (FCD) y guardaparques registraron 24 plantas de la especie en Punta Manzanillo, localidad de la isla Española. Recolectaron 50 semillas y las llevaron a la estación de la FCD en Puerto Ayora, en Santa Cruz.

Ahí se enfrentaron al reto de germinar las semillas de la especie, que pertenece a uno de los seis géneros endémicos de plantas en Galápagos.

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Anna Calle, autora de la publicación científica sobre el éxito, que fue difundida el pasado 15 de agosto en la revista científica Endangered Species Research, indica que la falta de conocimiento científico sobre la especie representó un obstáculo para lograr que las semillas recolectadas germinen.

“Estábamos trabajando con una especie extremadamente rara que no se había visto en casi una década y que crece en una isla remota”, afirma Calle. Utilizaron un bisturí para realizar laceraciones en la corteza dura y con espinas de las semillas, con cuidado de no dañar el embrión. Se guiaron con conocimientos sobre otras plantas del género Lecocarpus para saber dónde cortar.

Así lograron germinar 30 plantas, que estudiaron y de las cuales recolectaron 6.000 semillas antes de regresarlas a Punta Manzanillo, protegiéndolas con rejas protectoras, para alejar a herbívoros grandes, y monitoreándolas constantemente. En la última expedición que realizaron al sitio, explica Calle, encontraron 31 plántulas, probablemente descendientes de los individuos adultos que la FCD devolvió a su hábitat en Española.

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Este tipo de proyectos de conservación de flora cobran aún más importancia si se considera la situación de las plantas endémicas de Galápagos: alrededor del 59 % están amenazadas y el 12 % de estas, en peligro crítico de extinción.

Es por eso que, además de trabajar con Lecocarpus lecocarpoides, la FCD también maneja proyectos con otras ocho especies de plantas, como dos tipos de cactus Opuntia.

“Nuestro compromiso ahora mismo es asegurar los fondos necesarios para realizar una reevaluación del estado de conservación de la flora endémica de Galápagos, ya que no se ha actualizado en más de una década”, agrega Calle.

La investigadora señala que es posible que una de las razones principales por las cuales la población de Lecocarpus lecocarpoides quedó en una situación tan precaria, en primer lugar, se debió a la presencia de cabras introducidas en la isla Española durante dos siglos.

“Afortunadamente fueron erradicadas en 1978, sin embargo, el daño ya estaba hecho. Es probable que estas cabras causaron la extinción de otras poblaciones de esta planta en Española”, dice la experta.

Agrega que en San Cristóbal, donde no se ha erradicado a las cabras introducidas todavía, se las ha observado alimentándose de Lecocarpus darwinii, familiar de la especie estudiada.

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Además de las especies introducidas, el cambio climático y las plagas agrícolas también representan amenazas.

Lecocarpus lecocarpoides cumple varios roles en su hábitat: es una fuente importante de alimento para animales durante temporadas secas, cuando la comida escasea, pues la cubierta dura de su semilla hace que sean más resistentes.

Los científicos también han observado cómo ciertos animales interactúan con esta planta. Vieron larvas de polilla usando una planta como alimento y refugio. También encontraron semillas comidas, posiblemente por pinzones.

Calle hipotetiza que tanto estas aves como las larvas de polilla podrían ser importantes en el proceso de germinación de Lecocarpus lecocarpoides al debilitar la cubierta de la semilla, posiblemente ayudándolas en el proceso. Sin embargo, todavía no se tiene claro cómo las semillas se abren de forma natural, y se necesitan más estudios científicos al respecto.

A pesar de los resultados que ha mostrado el proyecto hasta ahora, Calle señala que la población en Española sigue siendo pequeña. Además, se trata de una subespecie distinta de las Lecocarpus lecocarpoides presentes en los islotes de Española.

Esto significa que la única población de esta subespecie sería borrada por completo en caso de una catástrofe, como un tsunami. Por lo tanto, dice Calle, el siguiente paso es identificar lugares para nuevas poblaciones de la planta.

F: EL UNIVERSO

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