Activistas y migrantes han condenado la Ley SB4 de Texas, considerándola inhumana y lamentando su uso con motivaciones electorales. La nueva legislación antiinmigrante del estado criminaliza la migración y la castiga con penas de cárcel, generando incertidumbre tanto entre los inmigrantes indocumentados como legales, y exacerbando el riesgo de discriminación racial.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, perteneciente a la facción más conservadora del Partido Republicano, respalda firmemente la medida, en línea con otros estados republicanos que están adoptando medidas similares. Los puntos clave de la Ley SB4 de Texas incluyen la penalización de la migración irregular con hasta seis meses de cárcel como delito menor, y hasta 20 años para reincidentes. También, otorga a la Justicia estatal la capacidad de ordenar la expulsión sin un debido proceso legal y prohíbe políticas locales que limiten a la policía de cuestionar el estatus migratorio durante detenciones de rutina, excluyendo a las escuelas, iglesias y centros médicos, pero sin mencionar los campus universitarios.
Además de Texas, otros estados como Iowa, New Hampshire, Tennessee, Georgia, Florida, Luisiana, Carolina del Norte y Arizona han implementado o están considerando medidas similares, todas dirigidas a imponer sanciones severas a los inmigrantes con el argumento de controlar la inmigración. En Arizona, la gobernadora demócrata Katie Hobbs tiene ante sí una propuesta, conocida como la Ley de Invasión de Arizona, que permitiría a la policía detener y arrestar a los extranjeros que crucen la frontera de manera ilegal.
F: El Universo
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