El próximo 2 de junio, los mexicanos elegirán a la candidata presidencial que sucederá a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien deberá entregar el poder tres meses después.
Con el objetivo de contribuir mínimamente a que los votantes cuenten con información fidedigna, he elaborado y publicado un ejercicio comparativo entre el sexenio de AMLO y todos los episodios o períodos violentos de la historia mexicana. El resultado es desolador.
AMLO enfrentó el problema de la delincuencia organizada bajo el lema “abrazos, no balazos”. Sin embargo, la mortandad provocada por la violencia criminal en este régimen ha superado la de los tres sexenios anteriores. Además, el manejo de la epidemia de COVID ha llevado a niveles solo superados por la Revolución Mexicana (1910-1920).
Antes de equiparar nuestra tragedia con los saldos del crimen y las epidemias durante la Revolución, es importante considerar otros eventos violentos en la historia mexicana. Por ejemplo, la represión de los yaquis de Sonora bajo el gobierno de Porfirio Díaz (1876-1911) cobró la vida de 1,500 indígenas.
La masacre de chinos en la ciudad de Torreón en mayo de 1911 dejó 303 muertos. La Rebelión delahuertista de 1924 resultó en la muerte de 7 mil personas. Durante la Cristiada (1926-1929), entre 25 mil y 30 mil cristeros perdieron la vida, junto con 50 mil soldados federales.
La cantidad de muertes durante la Revolución mexicana es difícil de precisar. Historiadores y estadísticos han dado estimaciones que van desde 300 mil hasta 1.4 millones de fallecidos. En contraste, hasta el momento, en el sexenio de AMLO, la violencia ha causado 180 mil 89 homicidios, y se espera que supere los 200 mil al concluir.
Además, según datos oficiales, las muertes por la pandemia de COVID se estiman en 334 mil 161, pero revisión de certificados de defunción sugiere que la cifra asciende a 510 mil 825. Sumando las muertes en exceso, se llega a 805 mil 653. ¿Cuántas vidas se podrían haber salvado si se hubieran seguido los protocolos de prevención adecuados?
El daño causado es evidente. Expertos internacionales sugieren que podrían haberse evitado 240 mil muertes. Cuantitativamente, la mortandad atribuible a la irresponsabilidad del gobierno actual conquista un deshonroso segundo lugar, pero cualitativamente hay razones para darle la medalla de oro.
México no vive una revolución, sino un periodo supuestamente pacífico bajo un gobierno que ha decidido abdicar de su deber primero: proteger la vida de los mexicanos. Además, las condiciones médicas y sanitarias en 2020 eran abismalmente distintas a las de los años letales de la Revolución Mexicana, haciendo que estas muertes fueran evitables.
La historia lo registrará: el sexenio de AMLO ha sido mortal.
F: El Universo
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