La circulación sanguínea desempeña un papel vital al distribuir oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo. Por ende, es esencial cuidar este proceso mediante recomendaciones médicas y la ingesta de vitaminas específicas.
Cuando el flujo sanguíneo hacia brazos o piernas disminuye, puede ocasionar dolores al caminar y otros síntomas asociados a la enfermedad arterial periférica, según la descripción de la Clínica Mayo. Otros signos de mala circulación abarcan calambres musculares, manos y pies fríos, hormigueo, latidos irregulares, sequedad en la piel, hinchazón en pies y tobillos, manchas rojas y grietas en los talones, según Semana.
Para mejorar la circulación, es crucial incorporar vitaminas adecuadas. La vitamina K protege los vasos sanguíneos y previene la inflamación, mientras que la vitamina E contribuye a la formación de glóbulos rojos y mejora la circulación dilatando los vasos sanguíneos, como indica Semana. La vitamina C impide la acumulación de placa en las arterias y flexibiliza los vasos sanguíneos.
La niacina, una vitamina B, según la Clínica Mayo, desempeña un papel clave al convertir los alimentos en energía y evita el endurecimiento de los vasos sanguíneos, reduciendo el colesterol malo y favoreciendo una circulación óptima.
Además de las vitaminas, se recomienda la práctica de ejercicios y masajes para beneficiar la movilización de la sangre. Una dieta saludable y el uso de hierbas como el ginkgo biloba se consideran tratamientos alternativos, aunque siempre es necesario consultar a un médico para el adecuado uso de suplementos.
F: El Universo
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