La visa de turista que concede Estados Unidos es un documento que permite a quien lo posea ingresar legalmente al país y quedarse por un periodo de hasta 180 días.
Es frecuentemente solicitada por personas que planean arribar a la nación para realizar actividades turísticas, ergo su nombre, visitar a ciudadanos, acudir a reuniones de negocios o seguir un tratamiento médico corto. Se divide en dos tipos: B1 y B2.
«Las personas de negocios entran temporalmente a los Estados Unidos con visa B1, mientras que aquellos que entran temporalmente por placer necesitan la visa B2. Las personas que piensan viajar a los EE.UU. con un propósito diferente tal como son los estudiantes, trabajadores temporales, miembros de tripulaciones, periodistas, etc., deben solicitar una visa diferente en la categoría apropiada», puntualiza el Gobierno estadounidense.
Ambos visados son de entrada múltiple, por lo que pueden ser utilizados por el beneficiario para ingresar en más de una ocasión a Estados Unidos mientras estén vigentes. Pese a que no presenta un límite establecido de visitas, cada entrada será revisada por elementos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos.
Cabe destacar que si los funcionarios de esta entidad consideran que el viajero estaría planeando quedarse por un tiempo mucho mayor al permitido por la visa de visitante, tras percatarse de viajes repetidos sin una justificación convincente, o al notar que no posee vínculos sólidos con su país de origen, podrían negar su acceso e incluso iniciar un proceso para que el documento le sea retirado.
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Por ello, realizar un buen uso de la visa de turismo y respetar la fecha de salida del país fijada por el oficial de inmigración estadounidense del Departamento de Seguridad Nacional que revisaría su caso es menester para la prevención de este tipo de contratiempos, que podrían devenir en líos legales.
F: Vistazo.