En toda Grecia, los lugareños actúan por su cuenta, tirando la toalla para exigir el libre acceso a sus playas y a la naturaleza sin pagar un alto precio.
Estaba cerca del atardecer en la popular isla turística de Paros, en la región griega de las Cícladas, el domingo 3 de septiembre. Unas 50 personas se reunieron en la playa de Parikia, cerca del puerto principal de la isla. Detrás de ellos, el cielo brillaba con un color naranja intenso sobre el mar azul. Al otro lado del horizonte se alzaba el emblemático molino de viento de las Cícladas. Al otro lado, una franja de tarimas pertenecientes al bar se extendía sobre la arena. Incluso si nunca has estado en Grecia, algunas partes de esta escena probablemente te resultarán familiares. Sin embargo, ese día también hubo algunos detalles inusuales. Tres personas se reunieron sosteniendo un enorme cartel que decía: «Recuperad la playa». Junto a ellos había un hombre con un altavoz. Mientras el público observaba, el hombre leyó en voz alta partes de la constitución griega que establece que las playas estatales y otras áreas naturales pertenecen a los ciudadanos del país.