El abogado João Garcés (Valencia, 1944) viste traje y corbata y sonríe mientras abre la puerta de su despacho.
Madrid, capital de España, las cinco de la tarde de un día de septiembre.
Sobre su escritorio hay una fotografía con el ex presidente chileno Salvador Allende (1970-1973) y el ex embajador de Chile en España Oscar Agüero.
“Era un fin de semana de 1972. «Estábamos en una casa de campo que [Allende] tenía en las afueras de Santiago», recuerda con cariño.
Joao Garcés es testigo privilegiado de lo ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973.
El español, atraído por la historia de Allende, llegó al país sudamericano hace varios años y entabló una fuerte amistad.
Cuando Allende llegó al poder democráticamente en 1970 como el primer presidente socialista del mundo, Garcés se convirtió en su aliado más cercano.
Tres años después, después de meses de polarización y un intento fallido de levantamiento militar, las fuerzas de Augusto Pinochet derrocaron al Gobierno de Unidad Popular (UP), un ejército que duró 17 años y mató a casi 40.000 personas. Más de 3.000 personas están muertas o desaparecidas.
El día del ataque, Joao Garcés se encontraba en el palacio presidencial con Allende. Estuvo a su lado hasta que el presidente le ordenó salir de La Moneda para contarle al mundo lo ocurrido allí. Allende moriría poco después.
Garcés no sólo cumplió las tareas que le asignaron en libros y conferencias como «Allende y la experiencia chilena». También fue, en última instancia, el hombre que dirigió el histórico arresto de Pinochet en Londres en 1998. Su propia y complicada huida de Chile. También pone especial énfasis en la responsabilidad de Estados Unidos por el colapso de la democracia chilena, y pide que se denuncie públicamente a la Casa Blanca tras la publicación de varios registros que muestran su papel en el golpe.
