Los moradores del Centro Histórico de Quito perciben a este sector como un lugar inseguro. El problema de la delincuencia afecta a los negocios que han sido víctimas de asaltos en reiteradas ocasiones. La indigencia también genera inconvenientes.
Carlos Suescun, empleado de una cafetería en los exteriores del Palacio Arzobispal, cuenta que en su local es común que se comentan robos. A pesar de que el lugar se encuentra dentro de un mini comercial, que cuenta con un guardia de seguridad, parece no ser suficiente.
En un momento de descuido –cuando el agente se mueve de su lugar- los ladrones aprovechan para hacer de las suyas y entrar a robar en los negocios. Suescun indica que de su local se sustraen los artículos de la percha, que son mayoritariamente bolsas de café. También se llevan mochilas de los clientes.