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El hermano mayor de ‘Mis adorables entenados’ revela, en el espacio de Las 35 preguntas de EL UNIVERSO, que quiere ser realizador de una película.

“Cuando realizamos Mis adorables entenados, lo hicimos de esa manera porque se ajustaba a lo que se necesitaba. Ahora las cosas son más rápidas, cuentas cosas más reducidas”, refiere el actor guayaquileño Andrés Garzón sobre la serie del siglo XX que le dio fama y que sus fanes le piden que vuelva a grabar.

La serie tuvo la peculariedad de dar a cada personaje un papel destacado y eso hace que cada uno de los miembros de la familia Vera, de Mis adorables entenados tenga su permanencia en el tiempo. Tan querido como Felipe (Oswaldo Segura) es ñaño Pablo (Andrés Garzón) y Lupita (Amparo Guillén), Rosendo (Héctor Garzón) Stacy (Richard Barker) y la vecina Maribel ‘la virola’ (Sandra Pareja).

“Hay que sentarse y ponerse a cranear cómo manejarían esas situaciones ahora”, agrega Andrés sobre la posibilidad de actualizar la serie en el siglo XXI. Así respondió a Las 35 preguntas de EL UNIVERSO.

1.- Defina a Andrés Garzón en cinco palabras.

Trabajador, testarudo, solidario, que no se la cree y que le encanta el teatro.

2.- ¿Por qué una serie del siglo pasado, como Mis adorables entenados, sigue viva en el siglo actual?

Porque las cosas no han cambiado, simplemente han cambiado de nombre, pero las situaciones siguen siendo las mismas, apremiantes, ajustantes, una clase media que está empujada a desaparecer y una clase empobrecida que se las anda buscando y siempre es aspiracional a vivir en la isla Mocolí. Yo creo que ese tipo de referencias hace que la gente se identifique.

3.- ¿Tres diferencias entre Andrés Garzón y el Ñaño Pablo (su personaje en la serie Mis adorables entenados)?

Quizá el carácter, Pablo es explosivo, Andrés se las aguanta. Ñaño Pablo es demasiado trabajador (ríe) y pareciera que ambos somos amargados, pero no es así, Ñaño Pablo es más.

4.- ¿Ñaño Pablo es el personaje con el que más lo identifican en la calle?

Yo creo que es una cuestión generacional. La gente que es igual a mí, así, aspectuda de edad, me dicen: ‘Yo lo veía desde peladito’ (ríe). En ese caso yo también podría decir que a Tiko Tiko y a Flipper los veía desde peladito. Ahora últimamente cuando hago algo para redes, la gente me dice: ‘Ah, tú eres Armando Paz, el de Tres familias, el pelado, hable como Armando Paz, mándeme un saludo como él’. Entonces, cubre ese proceso de la nueva generación.

5.- ¿Cuál es el personaje que ha hecho que más se parece a Andrés Garzón?

Yo creo que uno va recogiendo cosas para hacer los personajes. Nunca te puedes alejar totalmente de tu esencia, porque es parte de ti. Uno que se parezca más a mí, yo creo que en lo teatral había una obra que hacíamos con Oswaldo (Segura) que se llamaba Maestra vida, que era una ópera salsa de Rubén Blades. Ahí me dieron el personaje de Foncho, un chico joven que consideraba mucho la amistad, el amor, la gente del barrio, la gente con la que tú trabajas y colaboras, creo que ese tipo de cosas podría decir que se parecen, que van de la mano con lo que es la esencia de Andrés.

La mayor diferencia era que él era t-t-ta-tartam-m-m-udo y t-t-te-tenía este problema (ríe).

6.- Entre teatro y televisión, ¿cuál prefiere?

Teatro, 100 % teatro. El contacto con el público, la gente ahí, el resolver algo sobre la marcha, no improvisado pero sí debes resolver (…). Es imposible que cuando tú estés en el escenario no escuches a la gente lo que comentan, si se ríen, cuando reaccionan a algo, cuando tú como actor sientes que las cosas van funcionando, no como personaje, porque el personaje es otro tipo que está ahí. Eso te permite el intercambio de energía dentro de lo que es la magia del teatro.

7.- ¿Cuánto años tienen en la carrera?

Hace unos meses celebramos con Héctor (Garzón) 40 años de cuando les dijimos a nuestros padres que queríamos actuar, en un tiempo en el que pensar en la frivolidad de las tablas era una cuestión pecaminosa. Después el tiempo nos dio la razón.

8.- ¿Ha podido vivir de la actuación?

Menos ahora, pero antes sí. Yo sí, pero tienes que estudiar y trabajar, como todo, así como el médico, como el arquitecto, como el ingeniero se preparan, salen de la universidad, trabajan, adquieren experiencia y en esa experiencia siguen estudiando. Esos son los que llegan a hacer cosas interesantes en la vida.

9.- ¿Cuál es el mayor obstáculo con el que se ha topado en su carrera?

La falta de participación de parte de la empresa privada, a veces, del Estado. Siempre decimos que hay que apoyar, me molesta la palabra apoyar. Cuando viene aquí alguno de los artistas internacionales, cuando viene Gilberto Santa Rosa, nadie dice ‘ah no, voy a comprarle una entrada para apoyarlo’. Ni vaina, uno va porque quiere disfrutar del espectáculo. Desde ese mismo punto de vista se debería hacer (con los artistas locales): ‘estos tipos son buenos, hay que ver cuál es su propuesta, qué es lo que tienen’.

Hay una ingente cantidad de compañeros que hacen arte y están en constante desarrollo, arriesgando, porque eso es a veces lo que hacemos. En el momento que invertimos estamos arriesgando una cantidad de dinero para convencer al público a que venga, y a veces no se da.

10.- ¿Cualquiera puede ser actor o es un don al que se le suma la preparación?

Me ajusto a lo que decía el eslogan de (la película) Ratatouille: “Todo el mundo puede cocinar”. Todo el mundo puede actuar, pero los que realmente destacan son los dedicados a prolongar el proyecto, a hacerlo más grande, a crecer como persona, como actor.

Cuando doy clases parto de esto: todo el mundo se ha pegado una mentira, grande o pequeña. La mentira se vuelve una cuestión creativa en el momento que adquieres una técnica real para poder hacerlo.

11.- ¿Se ha visto tentado a participar en la política?

Supongo que tengo una cara muy agria y nadie dice ‘hey, Andrés, acá hay una concejalía, una alcaldía’, una vaina así, no, nunca. Supongo que deben verme en esa situación. Ñaño Pablo, demasiado agrio. Armando Paz, demasiado villano. Nadie me ha…

12.- Y si en estas próximas elecciones se diera la oportunidad, ¿de qué dependería que acepte?

Eso es como cuando me preguntan qué sería capaz de hacer, siendo actor. Si me dan un billete que me queme la mano, yo soy capaz de correr desnudo por Urdesa (ríe). Pero no, no, supongo que en ese aspecto, y ojalá que no me pase lo de ese candidato que decía, el que me vea (de candidato) que me escupa, pero no, yo prefiero que me recuerden como lo que fui, como la persona que generaba contenido y hacía cosas en medios audiovisuales y escenarios, que como lo malo que podría llegar a ser en un lugar así.

13.- Describa en tres palabras a Oswaldo Segura.

Mi compadre, mi amigo, mi maestro.

14.- Describa en tres palabras a Amparo Guillén.

Compañera, dulce, mamá.

15.- ¿Y a Héctor Garzón?

Mi hermano, mi cómplice, un apoyo.

 

16.- ¿Usted maneja sus redes sociales o tiene a alguien que lo hace?

Alguien directamente no. En estos últimos meses he estado trabajando mucho con mi sobrino que es más ducho en eso, Diego Garzón. Él me dice el contenido para hacer. Hicimos uno hace poco que tiene más de 100.000 vistas (…). Tienen cualquier cantidad de vistas, la gente comenta.

17.- ¿Le gusta que lo saluden en la calle, que le pidan fotos, que le digan señor Garzón o Andrés o Pablo?

No es una cuestión que diga que me guste, soy una persona que le gusta su privacidad. Pero si la gente me encuentra en la calle y me piden una foto o un saludo, chévere, hagámoslo, porque considero que es una manera diferencial de yo agradecerle al público y a la gente que nos ha visto durante tanto tiempo y que nos ha aguantado tanto tiempo. Es justo que si ellos te ven, te consumen, comparten contigo, tú más que sea en ese aspecto debes ser un poco recíproco. Siempre he tratado de ser lo más amable posible.

18.- ¿Alguna anécdota reciente con algún admirador?

No tan reciente, pero cuando existía la Feria Internacional, Héctor y yo hacíamos un sketch en una de las plataformas que se pusieron ahí, y algo no fue congruente, entonces cuando bajamos de la plataforma empezamos a discutir. Una señora nos pidió una foto. Paramos de discutir, nos tomamos la foto, la señora se fue y continuamos la discusión.

19.- ¿Alguna discusión con un compañero de trabajo?

A veces hemos discutido o tenido diferencias a nivel creativo. Con Fernando Arboleda, el que hace del Gallito fino, con él siempre estamos tratando de hacer espectáculos, y no es recelo, pero sí hay una sensación que me da de admiración y respeto, yo también lo admiro a él muchísimo, a veces discutimos. Ahora para septiembre vamos a hacer un espectáculo en la Casa de la Cultura.

20.- A usted le piden autógrafos, ¿a quién le pediría Andrés Garzón un autógrafo?

Evento reciente. Vinieron los de La misma sangre: Carlos Valencia, Marco Bustos, Sebastián Cordero. Carlos tuvo la deferencia de invitarme para una de las funciones de preestreno y yo pensé ‘esta es’. De mi librero saqué un libro de Ratas, ratones y rateros, que hicieron un tiraje después de quince años. Lo llevé, en mi Instagram hay un video donde me firman el libro. Si uno dice tanto que hay que colaborar, participar, uno debe admirar a la gente con la que trabaja, porque yo con Carlos he trabajado en la novela del Cholito y en Amores que matan.Ese tipo de cosas son las que reflejan realmente que estás en el medio, que no hay envidia, la admiración que sientes por gente que está en tu profesión y que ha trabajado por sacar a la profesión adelante.

21.- ¿Qué papel se negaría rotundamente a hacer?

Tal vez un pederasta o un pedófilo, porque yo trabajo mucho con gente joven, con niños. A veces la gente tiende a relacionar mucho ese tipo de actuaciones con cosas reales, pero yo sí he dicho que si siento que la cuestión está bien escrita, que está bien justificada, que siento que se pueden hacer cosas (…). Una vez me preguntaron si me besaría con un hombre y que se vea que es una cuestión explícita. Si realmente cumple su funcionalidad dentro de la historia, yo creo que es válido. Es como Secreto en la montaña (una película de 2005), el último beso que se dan cuando se reencuentran, hasta ese momento tú lo estás viendo de una manera muy masculina, pero a medida que va pasando la historia te vas diciendo, ah, bueno, es una historia, son dos personas que se aman, también tienen una vivencialidad y la ponemos en el tapete para que la puedas mirar y sopesar.

22.- ¿Qué papel le gustaría interpretar y que no ha tenido la oportunidad?

Me gustaría El Quijote, no hay un proceso para ser flaco. Me gustaría Judas, desde el punto de vista del tipo que traiciona al amigo, porque eso es lo que le pasa a Judas. Tal vez cortándome las piernas para hacer de Eloy Alfaro, que me parece históricamente otro personaje que cambió nuestro mundo. Y de ahí el que me propongas y trabajemos. En alguna ocasión hice de Assad Bucaram, en Ecuavisa. Fue un proyecto muy bueno, muy rico en el proceso de hacerlo. Una de las cosas que me acuerdo fue que cuando estábamos grabando allá en las Cinco Esquinas, una viejita se me acercó y me dijo: ‘Doctor, ¿por qué se fue?, ¿por qué nos dejó?’ Para ella, yo era Assad.

23.- ¿Alguna vez pasó por su mente migrar?

En algún momento para cuando las cosas se pusieron muy fregadas, me fui un mes a los Estados Unidos. Ahí estuve trabajando en una bodega de ferretería. La persona que me facilitó la oportunidad de trabajar allá, en los últimos días cuando ya me tenía que regresar, me dijo: ‘Si quieres quédate, la gente está muy satisfecha con lo que haces’. Pero tenía cosas que resolver acá en Guayaquil, estaban mis padres. Pensaba que si algún día les pasaba algo y yo no podía regresar, eso iba a ser fatal. Y a la hora de almorzar allá en Estados Unidos, había un patio atrás, después de comer, me iba a seguir trabajando corporalmente, siempre, siempre, soy actor siempre. Como dice (el actor estadounidense) Edward Norton en Birdman (película del 2014), el único lugar donde digo la verdad es en el escenario.

24.- ¿Qué le preocupa del paso de los años?

No poder seguir haciendo lo que hago. Tal vez tengo la misma visión romántica de todos los actores de querer morir en el escenario. No me preocupa que me olviden, me preocupa no poder seguir trabajando. Seguir buscando la interpretación, de mutar, de hacer otro personaje, Me divierto mucho trabajando en el escenario. Como me dijo Dumani alguna vez, que yo hacía una serie de cabriolas en el escenario y tenía dos tallas, pesaba casi 250 libras con 49 años: ‘Tú haces esa h…’. Puedo estar muy triste, muy apesadumbrado, con muchos problemas antes de entrar al escenario. En el escenario pasa esa hora en la que tengo que estar saltando y salgo renovado, con una energía así de millón. Dejar de actuar sería un (hace una señal de muerte). Algún momento dije ‘bueno, si me cortan una pierna, me dedicaré a hacer la Isla del tesoro’.

25.- Hablando de las emociones, ¿qué le hace feliz?

La realización de otra gente.

26.- ¿Qué le hace llorar?

Un montón de cosas. Una película, una situación, algo que se presenta en ese instante a Andrés. En el proceso de Andrés actor o profesor, miren es una cuestión de respiración, vas haciendo, puedes decir el texto que quieras y entonces comienzas a llorar.

27.- Con todo ese manejo de emociones, ¿qué le daña el día?

No poder realizar cosas, que me trunquen, que haya un proyecto y que no salga. Eso puede ser que me amargue, pero no es una cosa que me detenga. Yo le decía a alguien, a veces soy un hombre de dos tiempos. Me pasa, tengo que respirar, quizás no sea inmediato, al día siguiente, ah ya, esto hay que hacer.

28.- ¿Ha tenido la mala experiencia de ser víctima de la delincuencia?

Sí, una vez llegando a mi casa, vivo por el suburbio, iba llegando con el teléfono en la mano. Eran como las ocho de la noche, entonces el típico ‘bájate’. En ese tiempo estaba haciendo algo con la cabeza rapada y me dieron mi leñazo, pero fue más un raspón. Se me llevaron el reloj, una cadenita que tenía y el celular que tenía dos meses de comprado. En otras cosas me han dicho: ‘Quieto allí’. Pero me dicen: ‘Tú eres Ñaño Pablo’, y así me he salvado como unas tres veces.

29.- ¿Cómo se ve de aquí a diez años?

Espero haber hecho uno de los sueños que tengo: hacer una película, yo como realizador.

30.- ¿A quién no ha perdonado?

Tal vez a mí mismo, una situación muy personal que me sucedió. Y un hombre muy trabajador, a veces se ha dedicado demasiado a trabajar.

31.- ¿A quién anhela abrazar?

A mis papás.

32.- ¿Es enfermizo?

Tengo diabetes. Cuando era más joven decía que no me dé diabetes. A pesar de que tengas muchos cuidados, que tomes la pastilla, te cuides, es una situación muy degenerativa y a veces pienso que la diabetes puede llegar a ser peor que el cáncer.

33.- ¿Cómo está su corazón?

La última vez que me hice un electrocardiograma me dijeron que estaba bien. Y en el resto de cosas, vamos ajustando la vida. La visión del corazón aquí en el pecho es muy romántica. Todo pasa acá, amas, odias, te aproximas, te alejas, pasa en tu mente antes de pasar en otro lado y tu mente conecta con tus ojos. Y ahí es cuando tú, si conoces a la persona, sabes que algo está pasando. Por eso, el primerísimo primer plano en la pantalla gigante es así. No tiene necesidad mucho de hacer sino que en sus ojos lees la historia que intentamos describir.

34.- ¿Ha contado todas las historias que ha querido contar?

No, todavía tengo ahí en carpeta una que es de niños y que se la fui a proponer a un canal de televisión. Me dijeron: ‘Eso de niños ya no lo ven, ni te desgastes en esa vaina’. Pero aún tengo que contar la historia de panitas del alma.

35.- ¿Cómo hubiera sido Mis adorables entenados si existieran las redes sociales en esa época?

Desde el punto de vista de los actores, nos hubieran hecho leña (ríe). Aunque nosotros siempre mantuvimos una cuestión muy íntima entre los que éramos entenados. Existiendo las redes debe haber todo ese bagaje de información. Felipito no hubiera pasado del primer capítulo, entre la bola de humo, entre lo mal que trataba a la madre, lo que le decía a Rosendo, a Pablo. Felipe no era un ser malo, sino que se ajustaba a ese tipo de cosas. Mediante las redes, la gente se ajusta a cierto tipo de cosas. Ya no dices fallecido, sino que dices se le acabó la vida y etcétera. Entonces, definitivamente debemos mutar. Cuando la gente nos dice que debemos hacer de nuevo, hay que sentarse y ponerse a cranear cómo manejarían esas situaciones ahora. A mí se me hace muy difícil que una mujer de ahora, empoderada, le aguante la caña a Ángel Vera, empezando por ahí (refiriéndose al personaje de Lupita que interpretaba Amparo Guillén). Seguro que Ángel Vera hubiera estado empapelado muchísimas veces. Somos una sociedad nueva. El talento hizo que Mis adorables entenados trascendiera, malo que uno lo diga. Casi cuarenta años de trabajo han probado que aún estamos vigentes a pesar de que ya nos hayan pasado los años encima.

F: EL UNIVERSO

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