El Chelsea vuelve a ser carne de cañón. El empate ante el Burnley supuso un nuevo varapalo para las exigencias de un campeón de Europa venido a menos. Mauricio Pochettino mostró una cara nunca antes vista desde que ocupa el banquillo de Stamford Bridge.
El argentino cargó duramente contra sus pupilos tras dejar escapar tres puntos capitales ante el penúltimo clasificado de la Premier. Un nuevo golpe de realidad para un Chelsea que haga lo que haga no logra salir de la décima posición.
“No estoy contento con la actuación del equipo, no. Demostramos no tener ni la capacidad, ni la energía, ni el hambre, ni el mínimo para competir. Lo que nos pasa es un tema más mental que de piernas. Si somos capaces de crear oportunidades, necesitamos ser fuertes y correr más”, comentó el entrenador argentino en rueda de prensa tras la debacle en Stamford Bridge.
¿Mejorando a sus predecesores?
Doce meses después de la salida de Graham Potter, el conjunto Blue sigue sin dar con la tecla en el nuevo proyecto de Todd Boehly y Clearlake Capital. La palabra ‘estabilidad’ hace mucho que no suena por los pasillos de Stamford Bridge, con ya cuatro técnicos desde el cambio de dueños. La primera temporada de Pochettino en el Chelsea está resultando ser una pesadilla para muchos y una esperanza para otros. Mientras que la grada hace mucho que ha dictado sentencia, desde el palco aún se apoya la actuación del técnico en lo que va de temporada.
El argentino ha logrado mejorar los números de Potter, pero con la ‘ventaja’ de no disputar competiciones europeas esta temporada, y todo hace indicar que tampoco lo hará en la próxima. El aval de ‘Poch’ ha sido su actuación en las copas, con una final de Carabao (perdida ante el Liverpool) y unas semifinales de FA Cup (contra el Manchester City el próximo 20 de abril). En tema de victorias, el ex del Tottenham supera también a su predecesor con un 39% de encuentros ganados frente al 31% del inglés.
El proyecto ha visto sus primeros brotes verdes en la explosión de Disasi, Enzo Fernández, ‘Moi’ Caicedo o Cole Palmer, sobre todo de este último del que se esperan grandes cosas en el futuro. La estrategia de fichar jugadores sin control ha pasado factura y se espera un verano muy movido en el sudoeste de Londres. Jugadores que parecían intocables como Gallagher, Sterling o Reece James parecen ya no serlo, la bala de Boehly para cuadrar sus cuentas.
F: El Universo
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