Sesenta años después, siguen surgiendo nuevos detalles sobre uno de los acontecimientos más analizados en la historia de Estados Unidos: el asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.
El ex agente del Servicio Secreto Paul Landis, que presenció de cerca la muerte del presidente de 88 años, escribe en sus memorias, que se publicarán próximamente, que después de que le dispararon a Kennedy, recibió una bala del auto de Kennedy y la llevó al hospital del presidente, se dice que lo dejaron en una camilla.
Puede parecer un detalle trivial en un caso que ha sido estudiado de cerca desde la década de 1960, pero para aquellos que han pasado años analizando cada fragmento de evidencia, el informe de Landis es importante y anticipado. Se trata de un avance inesperado.
En las décadas transcurridas desde el asesinato, ha habido muchas conspiraciones sobre cuántos pistoleros estuvieron involucrados, quién fue el responsable final y cuántas balas alcanzaron realmente al presidente.
La idea de que los verdaderos hechos del caso diferían de la versión oficial es una teoría de conspiración original de los Estados Unidos modernos, y algunos historiadores creen que el asesinato fue el catalizador para que los estadounidenses perdieran la fe en su gobierno.
