Imagen tomada del Cuerpo de Bomberos de Quito.
En varias ciudades, como Quito y Cuenca, los bomberos han estado respondiendo a emergencias a diario, algunas de ellas de gran magnitud, como el incendio que se desató en Puembo y Tababela, en el nororiente de la capital, el miércoles 6 de septiembre.
Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), varios factores están contribuyendo a la propagación de estos incendios forestales, especialmente en la Sierra del país:
- Bajo contenido de humedad en el ambiente.
- Escasa nubosidad.
- Altas temperaturas diurnas.
- Aumento de la velocidad del viento.
- Factores locales, como la presencia de vegetación seca y escombros.
En Ecuador, los incendios forestales ocurren a lo largo de todo el año, pero el período más crítico abarca de julio a enero, con especial énfasis en los meses de agosto, septiembre y octubre. Durante estos días, se caracterizan por cielos despejados, temperaturas elevadas, fuertes vientos y alta radiación ultravioleta, lo que favorece la propagación de los incendios. Además, según los Cuerpos de Bomberos de ciudades como Quito, Imbabura y Cuenca, la mayoría de estos incendios forestales son provocados deliberadamente, con personas que buscan causar caos en la ciudad.
La secretaria de Seguridad del Municipio de Quito, Carolina Andrade, y el comandante de Bomberos, Esteban Cárdenas, afirman que los incendios en la capital han sido provocados por individuos con la intención de crear disturbios en la ciudad. Las creencias culturales también desempeñan un papel en estos incendios, ya que en algunas regiones del Austro, los habitantes queman la vegetación con la creencia de que esto atraerá la lluvia durante la época seca. En otros casos, los incendios comienzan con la quema de basura y se propagan debido a las condiciones climáticas.
Según una alerta emitida por el Instituto Nacional de Hidrología y Meteorología (Inamhi), el riesgo de propagación de incendios forestales en toda la región Sierra y el sur de la Costa persistirá hasta el domingo 10 de septiembre de 2023. En la Sierra, se identifica un nivel de amenaza que varía entre moderado y alto, con un mayor riesgo en las zonas norte y sur de la región. En la Costa, el riesgo es más pronunciado en el sur