El mes pasado, en julio, miles de pequeños patitos amarillos hicieron su aparición como encantadores adornos sobre las cabezas de los habitantes de Guayaquil, mientras celebraban otro aniversario de la fundación de su ciudad. Este accesorio, aparentemente simple pero cautivador, consiste en un pequeño pato amarillo con un resorte en la parte inferior, sujeto a una cinta para el cabello, una gorra o incluso a la ropa. Desde entonces, la moda de los patos «kawaii» ha irradiado su influencia hacia otras ciudades de Ecuador, como Quito, Baños de Agua Santa y Cuenca.
El pasado 25 de julio, la sorpresa se extendió cuando un automóvil en las calles mostraba en su techo un enorme pato «kawaii». El ingenioso propietario se inspiró en la obra de arte del artista neerlandés Florentijn Hofman, quien en 2007 creó un gigantesco pato amarillo de goma. La euforia se había desatado anteriormente en Guayaquil, donde docenas de vendedores informales adquirieron los patitos y los ofrecieron en las calles por tan solo USD 1 cada uno.
Ahora, esta tendencia que comenzó en Guayaquil ha encontrado su camino en otras ciudades ecuatorianas, con una amplia diversidad de diseños. Los patos ahora llevan sombreros, gorras con gafas e incluso cascos, entre otros accesorios. Además, han aparecido otros personajes como un gallito rojo y un simpático conejo, que no son tan comunes de encontrar. Los patitos con estos añadidos de diseño tienen un precio de USD 1,50.
Incluso los amantes del ciclismo pueden unirse a esta tendencia, ya que existen patos de hule especialmente diseñados para adornar los timones de las bicicletas. El fenómeno «kawaii» ha demostrado su poder para unir a la gente en la alegría y la creatividad, mientras estas pequeñas y adorables aves amarillas siguen cautivando corazones y propagando sonrisas por todo Ecuador.