Ecuador enfrenta un desafío significativo en la lucha contra el VIH. A diario hay un promedio de 14 nuevos casos, lo que suma más de cinco mil nuevos casos anuales en 2022 y 2023. Este aumento en la incidencia es comparable al repunte observado entre 2009 y 2011.
Al desglosar estos nuevos casos por sexo, se observa que la mayoría corresponde a hombres, con una relación de siete hombres por cada tres mujeres.
La población más afectada está en plena etapa productiva: 62% de los casos se concentran en personas de 25 a 49 años. Otro 21% es jóvenes de 20 a 24 años.
En estas edades hay una tendencia hacia la falta de uso consistente de preservativos y una baja percepción del riesgo. Esto se agrava por el consumo de drogas y otros comportamientos de riesgo.
Además, un 10% de casos notificados corresponde a mayores de 50 años. Ellos a menudo enfrentan la estigmatización y la falta de información precisa sobre el VIH. Esto dificulta que participen en estrategias de prevención y busquen diagnósticos oportunos.
La transmisión del VIH se produce principalmente a través de relaciones sexuales sin protección, exposición a sangre infectada. También de madre a hijo durante el embarazo o la lactancia.
Cabe mencionar que la coinfección con otros virus, como el de la hepatitis B, herpes humano 8 y hepatitis C es común en estos casos.
La prevalencia del VIH es alta en redes sexuales cerradas
Dentro del contexto de la epidemia, el 27,9% de los casos notificados por el Ministerio de Salud Pública (MSP) pertenece a grupos clave para VIH.
En estas poblaciones preocupan los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), los cuales representan el 82%, seguidos por mujeres trans femeninas (MTF) con 9%. Siguen en la estadística las personas que ejercen el trabajo sexual, privados de libertad y usuarios de drogas.
Entre las prácticas de riesgo que facilitan la transmisión, el MSP destaca el sexo anal sin protección; la exposición a múltiples parejas sexuales. Además, la dificultad para negociar el uso del preservativo.
En Ecuador, la mayoría de personas de grupos clave están en redes sexuales relativamente cerradas. Ahí la prevalencia del VIH es alta, lo que aumenta la posibilidad de nuevas infecciones entre sus integrantes.
Hasta el 2023 existen 48 782 personas que viven con VIH hasta el 2023, según el Ministerio de Salud Pública (MSP). De esta cantidad, el 95% (46 427) conoce su estatus serológico. Las personas positivas a VIH y conocen cuál es su estado serológico deberían empezar a recibir Tratamiento Antirretrovírico (TARV) para estar saludables.
Pero, la adhesión a los tratamientos en el país aún no llega al 90%, que es el objetivo trazado. Las estadísticas oficiales muestran que de las personas que viven con VIH, el 88% recibe la medicación antirretroviral. Y, de estos el 72% ha llegado a suprimir la carga viral, incluso, llega a ser indetectable. De esta forma se logra, además, prevenir la transmisión del virus. Esta supresión viral se logra, según los médicos, entre tres a seis meses, después de iniciado el TARV.
Pese a lo desafiante que puede ser la reducción de esta epidemia, cada vez hay más jóvenes decididos a tomar medidas activas para protegerse del VIH. Uno de ellos es Mauricio (nombre protegido), de 26 años, quien conoció la PrEP a través de un amigo. Este método está diseñado para prevenir la transmisión del VIH en personas que no están infectadas, pero que enfrentan un alto riesgo.
Pese a lo desafiante que puede ser la reducción de esta epidemia, cada vez hay más jóvenes decididos a tomar medidas activas para protegerse del VIH. Uno de ellos es Mauricio (nombre protegido), de 26 años, quien conoció la PrEP a través de un amigo. Este método está diseñado para prevenir la transmisión del VIH en personas que no están infectadas, pero que enfrentan un alto riesgo.
Un día decidió ir el Centro de Salud No. 1 en el Centro Histórico de Quito, donde un promotor lo ayudó a sentirse en confianza. El alivio fue mayor cuando la prueba resultó negativa. Lleva siete meses en tratamiento sin experimentar efectos secundarios. Destaca la importancia de la PrEP y otras formas de prevención, como el uso de preservativos.
“Hablar de este tipo de prevención sigue siendo un tabú; temo que la gente piense que tomo PrEP por alguna razón negativa. Pero es un verdadero avance en la salud; me protege y me permite sentirme más seguro al tener intimidad. No tengo una pareja estable, y en mi país, Venezuela, no hay acceso a estos tratamientos”. Dos de sus amigos también son beneficiarios de esta opción gratuita.
Pruebas tardías y mitos persisten entre grupos de riesgo al VIH
Álex Rivera, de 33 años, también es negativo a VIH, y se realiza pruebas periódicas mientras utiliza PrEP. Además, anima a otros miembros de la comunidad LGBTQ, a través de sus cuentas en X e Instagram, a que adopten este método. “Normalmente hay un gran estigma y muchas personas no se hacen pruebas. He acompañado a personas al centro de salud que ya tienen secuelas físicas tras ocho o diez años sin presentar síntomas. Pero tienen miedo, supongo que por experiencias personales.
Hay casos en los que ya no pueden ocultarlo y otros saben que son positivos, pero no están en tratamiento y no lo dicen. Se les menciona la PrEP, pero piensan que les hará más daño o que afectará su hígado. Tienen ese estigma y prefieren que nadie lo sepa para no ser juzgados. No se dan cuenta de que se están poniendo en riesgo, tanto a sí mismos como a los demás”.
Las fases del VIH
La infección por VIH se desarrolla en tres fases. La etapa inicial suele aparecer entre 2 y 4 semanas después de la exposición al virus. Algunos experimentan síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, dolor de cabeza y erupciones cutáneas. El VIH se reproduce rápidamente, atacando y destruyendo las células CD4 del sistema inmunitario.
En la fase crónica, el VIH continúa multiplicándose, pero a niveles más bajos, y mucho no presentan síntomas. Sin tratamiento antirretroviral, la infección puede progresar a sida en un plazo de 10 años o más. Hay algunos que experimentan una evolución más rápida. Quienes reciben tratamiento permanecen en esta fase por décadas.
El sida es la etapa final. El virus ha destruido el sistema inmunitario y el cuerpo no puede luchar contra infecciones oportunistas o cáncer. Las muertes relacionadas al sida desde el 2018 al 2023 suman 4 011, un promedio de 669 al año. La tasa de mortalidad relacionada al sida el año pasado fue de 3,4 por cada 100 mil habitantes, lo que corresponde a 609 muertes.
F:EL COMERCIO
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